martes, 5 de marzo de 2013


Capítulo octavo
La autoridad en la familia
En este apartado se habla principalmente de cómo el hombre era el encargado de cumplir con los rituales y ceremonias para los antepasados, se menciona también lo que ya hemos visto, acerca de la prioridad que se le da al varón para ejercer la patria potestad una vez que muere el padre, y no a la mujer.
En general, la mujer es considerada como alguien de menor importancia que el hombre, y como alguien que no puede ejercer la patria potestad o dirigir los rituales sin estar interviniendo mediante su padre o esposo, y al morir estos, los hijos.
 El padre es el único responsable del culto religioso y de ejercer la patria potestad, al morir él, sólo por herencia se podía adquirir el título de pater familias.
En cuanto a la dote de la mujer, ésta la perdía al casarse puesto que el marido se hacía cargo de todas las pertenencias que ella adquiriera y si moría, la dote tampoco se le era renumerada. El marido es el juez de la mujer, él manda sobre ella, su poder no tiene límites incluso sobre la muerte, el jefe de la familia lo era todo.
En las antiguas familias creían en las almas con tal fuerza que no les era necesario constituir las leyes de acuerdo al derecho privado con las que se obtuviera una disciplina y estructura de justicia en el gobierno...


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