Fuego sagrado
Los griegos y los romanos debían tener en su casa un
altar para los muertos en el que hubiera una llama de fuego que permaneciera
prendida día y noche y si se llegase a consumir sería una casa en desgracia. El
fuego más allá del significado físico, tenía un significado espiritual, ya que
creían que la llama comía y bebía de las ofrendas que se le otorgaban, porque
siempre que depositaban vinos, sangre, u otros alimentos, la llama se hacía más
grande mostrando su presencia divina.
El fuego se tenía que mantener prendido con la leña de
ciertas maderas, y se respetaba tanto como a un dios puesto que no podían hacer
cosas ilícitas enfrente de éste, como la unión de los sexos.
Se llegó a ejemplifica a "Vesta", como le
llamaban al fuego, con una figura de mujer, puesto que la palabra Vesta tenía
origen del género femenino.
Al fuego se le pedían favores divinos y era costumbre
rendirle culto siempre al principio y al final de cada comida.
Había un día especial en el que los familiares podían
apagar el fuego, pero debían encender la llama inmediatamente con ramas y leña
nueva de los árboles de los que está permitido.
Se cree que en un principio los griegos, indios y
romanos vivían juntos en Asia central, de ahí que al separarse dichos pueblos,
siguieran teniendo las mismas costumbres y creencias religiosas en cuanto al
fuego.
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