martes, 5 de marzo de 2013


Religión doméstica
Aquellas religiones primitivas ofrecían adoración a dioses específicos que podían haber pertenecido a su familia y era tradición que los hijos rindieran culto a sus padres después de muertos por medio del fuego en el altar, y ofreciendo comida fúnebres y oraciones.
No estaba permitido que ningún extraño por más amigo de la familia que fuese, estuviera presente durante las comidas, ya que cada una de ellas representaba una costumbre religiosa imposible de ofender. Se decía que si alguien no dejaba hijos, no podría descansar en paz puesto que no tendría quien le rindiera honores, y se convertiría en una alma o sombra errante.
En los cultos que se les ofrecía no había un rito específico que debía seguirse, cada familia tenía su propia forma de adorar a sus dioses, pero sin dejar que la llama se apagara.
Las creencias iban pasando de generación en generación, pero sólo de varón en varón, puesto que se decía que al darle el padre la vida a su hijo, le daba también, la creencia, el culto, y el derecho a mantener el lugar con su fuego sagrado; Las mujeres sólo podían participar en el culto al estar con su padre o su marido.
Poco a poco se obtuvieron resultados graves para el derecho privado y constitución de la familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario